Irène Némirovsky murió en Auschwitz el 17 de agosto de 1942, un mes después de que los gendarmes franceses la detuvieran y fuera deportada a un campo de exterminio nazi. No había nacido en Francia (Kiev, 11 de febrero de 1903), había llegado a París con su familia en 1919 huyendo de la Revolución Rusa. Pero, aunque nunca consiguió la nacionalidad francesa, Némirovsky era francesa. Estudió en Francia, escribió su obra en Francia y en francés, se enamoró en Francia y fue en Francia donde formó una familia. Pero era judía, y ese hecho fue definitivo para que Francia la detuviera en nombre de la República y la pudiera ofrecer después a los perros nazis.
El año anterior a su muerte, en 1941, Irène Némirovsky comenzó a escribir su obra maestra, "Suite Francesa", una obra en la que consiguió reflejar con precisión la dramática situación que vivió Francia con la ocupación nazi. Un retrato vivo en el que los protagonistas son mujeres y niños agotados, hambrientos, peleando por un trozo de pan o por un rincón donde dormir; soldados dominados por el miedo y que siguen ciegamente las órdenes de sus comandantes; oficiales condenados a la eficiencia de la maquinaria asesina; burgueses mezquinos que esconden las migas del último banquete para poderlas remojar después en champán. Para entonces, a Némirovsky ya le quedaban pocas esperanzas, veía la amenaza en la masa humillada, cobarde y colaboracionista que la rodeaba. Ella sabía que ella y su familia estaban solos, y sospechaba que su destino ya estaba decidido. Un mes antes de su detención, redactó un testamento en favor de sus hijas y dio las indicaciones precisas para que fueran atendidas después de su muerte.
Cuando pienso en Irène Némirovsky quiero creer que era demasiado peligrosa. Seguramente, una mujer, una sola mujer, era una amenaza muy seria para la maquinaria de guerra nazi; seguramente, una escritora podía poner en jaque las estructuras del estado ario; seguramente, su genio y su inteligencia podían poner en cuestión los dogmas del nuevo mundo que venía desde el norte. Sí, seguramente era demasiado peligrosa y por eso el gobierno colaboracionista (francés) de Vichy la puso a disposición de las hienas enloquecidas.
Milagrosamente, las dos hijas sobrevivieron. En su huida, arrastraron una maleta que contenía el último manuscrito de su madre. Muchos años después, en el 2004, se publicó por fin "Suite Francesa", siendo reconocida como una de las obras fundamentales del siglo XX en lengua francesa. El tiempo ha dictado sentencia e Irène Némirovsky ha podido sobrevivir a sus asesinos, ha sido capaz de vencer a la segunda muerte. Vencer la primera muerte, evitar el olvido de aquellos que te han querido en vida, ya es una proeza; pero formar parte de la memoria común está al alcance sólo de unos pocos, de los elegidos.
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