Hace tiempo que quería decir algo al respecto, pero nunca encontraba el momento. Ayer, por motivos que no explicaré, estuve como un cuarto de hora viendo el programa Sálvame. No suelo y, seré sincera, me repugna. Aún así, aguanté un cuarto de hora. También es cierto que no era la primera vez, pero siempre que he aguantado unos minutos viéndolo, indefectiblemente pienso en qué insultos le podría aplicar a semejante bodrio televisivo.
Mientras veía el programa y a sus integrantes, comencé a hacer una lista mental de insultos. Algunos de los que me acuerdo son estos: bazofia, asqueroso, irrespetuoso, vergonzoso, insultante, incultos, bocazas, necios, horteras, ignorantes, engañabobos, fabulantes, envidiosos, vomitivo, maleducados, mediocres, lerdos, mentirosos, lameculos, correveidiles, liantes, ordinarios, majaderos, hipócritas, remuevemierdas, adoquines, analfabetos, burdo, chabacano, cuentistas,... y algunos más. Lo cierto es que el castellano es tan rico que podríamos hacer una lista demasiado larga. También me di cuenta de que no eran insultos, no faltamos a la verdad al utilizar estos adjetivos porque describen lo que es el programa y cómo se comportan sus actores, ni más ni menos. Pero lo peor de todo es que a los que ven este tipo de programas también les cuadraría estos adjetivos, pero no creo que sea tan simple esta relación. No lo creo porque, desafortunadamente, no todos hemos tenido las mismas oportunidades, no todos han tenido la posibilidad de ver otras realidades más allá de las que muestran estas televisiones. Pero entonces, ¿de quién es la culpa? ¿Quién es el responsable de que tales programas existan? ¿A quién puede interesar tener narcotizados a millones de personas mirando a estos cutres personajillos? ¿Es necesario que conteste?
Esos personajillos del tres al cuarto bailan, además, alrededor de unos cuántos que son venerados por mucha otra gente, aunque no por ello son menos deleznables. Jorge Javier Vázquez -creo que se llama así- o Ana Rosa -no sé el apellido- o Jordi González o María Teresa Campos -seguro que hay más, pero no les conozco-, presentan, dirigen y fomentan este "periodismo" barato -y chabacano y hortera y mediocre y vergonzoso y...-. Alguien debería decir algo. Alguien debería empezar y alentar una campaña para ponerlos en evidencia. Alguien debería denunciar la mierda que venden una y otra vez, y hacer correr la voz para que todo el mundo se entere de lo que nos están metiendo en la sesera. Por favor, por caridad, ¿a nadie se le ocurre qué podríamos hacer?
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