De ángeles y patadas

Atención, si eres solidario y futbolero, mejor no leas este artículo.

Voy allá. Me asombra sobremanera que todos estemos tan mal, que los tiempos sean tan duros para todos, que no haya nadie que escape a las consecuencias de la crisis... me asombra sobremanera que todos suframos esos castigos excepto unas cuantas personas tan absolutamente improductivas como admiradas. Más de uno pensará: no puede ser que existan esos seres celestiales que escapan a las dentelladas de los lobos. Que sí, que les digo que sí. A las pruebas me remito.

Pero primero tendré que aclarar que me gusta el fútbol, el buen fútbol (aquí es donde más de uno habrá adivinado que me gusta el Barça; que otros no se lo tomen a mal, que el argumento vale para todos). Así que, por favor, no me busquen una motivación oscura (claro, como no le gusta el fútbol... pues por eso). Que no. Pero, a pesar de que me guste, no me entra en la cabeza que esas personas absolutamente improductivas y que como única habilidad tengan la de pegar patadas a una pelota (sí, sí, maravillosamente, si quieren, pero patadas), esas personas estén cobrando un sueldo anual que yo sólo podría igualar viviendo y trabajando varias vidas. Además, en muchos casos, esas personas se acercan peligrosamente a la ignorancia o a la estupidez, pero crean opinión y sus gestos o sus guiños (incluso el sudor de los sobacos en una camiseta) son admirados y deseados. ¿Cómo es posible? Para ellos no sólo no existe la crisis, sino que además cobran sueldos escandalosamente indecentes simplemente por pegar patadas a una pelota.

Para más inri, cada vez que ocurre una desgracia, ellos son los solidarios y generosos. Y no porque ofrezcan parte de su sueldo, sino porque nos regalan con un partido de fútbol... ¡tócate las narices! Que si yo quedo con cuatro amiguetes y tres amigas y montamos un partido solidario, entonces soy idiota. No lo puedo entender. Hace poco un profesor de filosofía amigo mío me dijo que iba a dar una clase extra y gratuita en solidaridad con no sé qué desgracia. Consecuencia: a él, que con la historia de la crisis le han bajado el sueldo y le están tocando las narices, le han dicho que es idiota e insolidario, además de cínico. El mensaje es: estudia, dedica horas y horas a ser bueno en lo que haces, años de esfuerzo para... poder pagarte una entrada al Nou Camp y alimentarles de millones.

Ya sé que todo esto que digo no tiene sentido y más de uno se estará riendo de mí, pero ya avisé al principio que los futboleros y solidarios no debían leer el artículo.

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