Con su permiso y con el debido respeto, le tengo que confesar que en mi siguiente vida me gustaría ser Salvador Alemany. No se sorprenda, es usted el prohombre que debería figurar en el imaginario de toda persona de su tiempo, sin lugar a dudas. Claro que si tengo que mantener mi condición femenina, yo en mi siguiente vida debería ser Salvadora Alemanya, lo que me convertiría en algo así como en una metáfora de la actual Angela Merkel -también salvadora y, por supuesto, muy alemana-. Redondo, mejor imposible: la síntesis perfecta entre el modélico liberalismo empresarial y el liderazgo político -también liberal, claro-. Pero déjeme explicarle qué me ha llevado a esta decisión.
En primer lugar, usted representa el hombre de negocios que ha gestionado los intríngulis de bancos y empresas catalanas muy ligadas a la transformación política y empresarial de Catalunya. ¡Cómo olvidar su paso por el Banco Condal, la Banca Mas Sardà o Banca Catalana! A saber todo lo que se vivió en los años ochenta en aquellas instituciones tan queridas por algunos y que tánto hicieron por el bien del país, según palabras de ilustres políticos de la época. Después, la llegada a la empresa insignia: Abertis -es decir, La Caixa-. Aquí es donde usted ha logrado, desde mi punto de vista, sus mejores logros. Abertis, admirada por todo catalán que se precie, cobra por cada uno de los coches que desean salir por autopista de Barcelona, pero sin poder evitar que, al pagar, cada conductor se acuerde de la familia del gobernante de turno, ya sea de Madrid o Barcelona. Jugada perfecta: yo cobro, pero los improperios se los lleva otro.
Además, usted tuvo el honor de presidir la sección de baloncesto de F.C. Barcelona y, por lo tanto, ha aportado su granito de arena a la construcción del país. Ser del Barça es un plus, pero ser directivo del Barça es el no va más. Pero no todo queda ahí. Presidió la sección de la Cruz Roja de Barcelona, el Gremio de Garajes de Barcelona o el Cercle d'Economia. ¡Se le puede pedir más a una persona! ¡A ver quién aporta más a la construcción de su país! Y ahora, rematando el espectacular currículum, miembro del consejo asesor económico que el President Mas ha tenido a bien formar con aquellas mentes preclaras que respaldarán sus decisiones de recortar la asistencia sanitaria, las dotaciones a la enseñanza o los sueldos de los funcionarios. ¿Quién podrá poner en duda tales medidas si vienen avaladas por opiniones tan solventes como las suyas?
Hoy me he acordado de usted. Después de tres cuartos de hora de espera, le he soltado un rapapolvo a un empleado de La Caixa que mantenía una larga cola de doce personas porque no había más personal disponible. Más tarde, regresando en coche, he mirado despiadadamente a un cobrador encerrado en una cabina de la autopista con la intención de recriminarle su atrevimiento al cobrarme por querer volver a casa, aunque él, sin percatarse de mi ofensa, me ha contestado con una mirada pícara hacia mi pechera. Y ya en casa, abandonada en el sofá, me he acordado de mi padre y de los sinsabores de tener que pagar el 17% de interés por una hipoteca. Seguramente, los beneficios de esa hipoteca fueron a parar a las arcas de algún partido político que en algún momento vio condonada su deuda -esto ya lo sabrá, pero "condonada" no tiene nada que ver con ninguna medida profiláctica... bueno sí, porque en este caso preserva de tener que dar explicaciones a los ciudadanos-. Y usted, mientras tanto, salvando el país a la alemana. Total: en mi siguiente vida quiero ser Salvadora Alemanya. Me entiende, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario