Insumisión fiscal, incompetencia o necesidad

Mi amigo, el profesor de filosofía, está que trina. Se acaba de enterar de que los funcionarios en Catalunya no cobrarán la paga extra puntualmente como cada año. Dice que el gobierno de CiU ha anunciado que es posible que una parte la cobren después de Navidad y el resto Dios dirá. Cuando he hablado con él, no estaba para bromas ni reflexiones pausadas. He querido tranquilizarle y le he dicho que, al fin y al cabo, él era funcionario y que otros lo estaban pasando mucho peor, pero se me ha molestado un poco y me ha contestado que cuando los demás cobraban horas extras y beneficios y aumentos del veinte por ciento porque todo iba viento en popa, él se tenía que contentar con aumentos anuales del dos por ciento en el mejor de los casos. Y sin coche oficial ni dietas para hoteles ni cestas navideñas. "Además -ha rematado- si alguien desea ser funcionario lo tiene fácil, sólo tiene que conseguir la titulación adecuada y prepararse para aprobar las oposiciones correspondientes, exactamente igual que yo". Y me he callado. Pero la reflexión que ha seguido después, aún ha sido más contundente.

Mi amigo, el profesor de filosofía
Según mi amigo, lo peor no es dejar de cobrar en su momento o incluso cobrar menos de lo que tendría que cobrar, lo peor es la indefensión que siente. Que un gobierno decida rebajar el sueldo o pagar más tarde los sueldos que ha negociado con sus trabajadores es grave, pero más grave aún es ver como todos los partidos aprovechan cualquiera de estos hechos para arrimar el ascua a su sardina. Los unos, que si la necesidad nos obligada porque "otros" no cumplen; los de enfrente, que si falta transparencia y capacidad negociadora; los ganadores, que si la nefasta herencia y la incompetencia; los otros, que mejor la insumisión fiscal para acabar con el "expolio". Total, que la culpa siempre es del que no está delante, pero sin soluciones para mi amigo, funcionario y profesor de filosofía.

¿Cómo era aquello que expliqué en otro momento? Ah, sí,… que al final nuestros políticos siempre acaban por hacer aquello que desean imponer, aunque, eso sí, "obligados por las circunstancias y con todo el dolor de su alma". Recuerdo que mi padre decía: "la carga del burro nunca es para el burro". Igual tenía razón.

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