Yo también estudié en la pública

Creo que en estos momentos de desánimo y de engaños, de manipulación e insultos, de vampirización y castigo injusto y despiadado, debemos resistir firmes en nuestras convicciones. Y debemos hacerlo por nosotros, desde luego, pero también por todos los que sufrirán las consecuencias en el futuro, por nuestros hijos o nietos, por nuestros vecinos y amigos, por los que viven tan cerca de nosotros y por los que nos son absolutamente desconocidos y ajenos. ¿Qué queremos? Pregunta absurda: defender nuestra dignidad de los vagos y maleantes que comen en restaurantes de cinco tenedores y de los políticos ineptos e irresponsables. ¿Qué tenemos? La conciencia limpia, el pensamiento claro y la voz firme. Aunque esos majaderos chupasangre no se lo crean, doy gracias a los dioses por haber nacido en una familia pobre, por haberme ganado el pan con mi esfuerzo y por haberme encontrado con amigos que me acompañan y no tienen que avergonzarse de nada. ¿Es que esos otros pueden decir lo mismo?

Y como sé lo que quiero y tengo voz, me atrevo con una recomendación que expone de manera clara y rotunda uno de los valores al que no podemos renunciar: la enseñanza pública. Si tenéis tiempo y ganas de escuchar buenos argumentos, pasaos por esta web  www.yoestudieenlapublica.org y uníos en la defensa por la educación pública. Mi amigo, el profesor de filosofía, también me lo agradecerá y yo me sentiré más cómplice en sus desvelos.

4 comentarios:

Loli dijo...

Precioso texto! Yo también estudié en la pública! En España y en Brasil - y debo decir que comparto los mismos valores contigo. También viví en Suecia y me pregunto siempre como estos señores tan neoliberales (término fuera de moda.. claro está) son capaces de atacar la enseñanza publica con tanta saña, cuando tenemos ejemplos en los países nórdicos de la excelencia de ese modelo.

Helena Madox dijo...

Querida Loli, yo creo que atacan a la enseñanza pública porque no es suya y es grande, muy grande. Me siento orgullosa de haber estudiado en la pública, de pensar por mí misma, de ser libre, de tener voz y saber usarla. Pero ellos no pueden consentirlo. Se les deben revolver las tripas al ver que su dinero no lo puede todo. ¡Pobres estúpidos infelices! ¿No crees?

Junta Directiva dijo...

Estupendo post.
Hemos tomado parte de tu entrada para reproducirla en el blog de nuestra APA.
http://apaiespilarlorengarzgz.blogspot.com.es/2012/05/nuestros-hijos-tambien-estudian-en-la.html

Saludos.

Helena Madox dijo...

Gracias por vuestro comentario. Desde aquí quiero animaros a que sigamos todos defendiendo el derecho a que nuestros hijos sean libres. Porque sólo desde la cultura se construye la libertad.