Los problemas de la educación

Se ha abierto por enésima vez el debate sobre la educación. Sin duda, algo habrá que arreglar cuando la búsqueda de soluciones ya se hace recurrente y, además, siempre volvemos sobre los mismos temas sin encontrar una propuesta definitiva. Pero yo creo que nos hemos olvidado de una cuestión fundamental que nadie pone sobre la mesa. Cuando nos preguntamos por los factores del fracaso escolar tan elevado en España, o cuando nos interesamos por la falta de interés de nuestros escolares, o cuando cantamos los beneficios de la llamada cultura del esfuerzo, nunca nos ponemos en la piel de los jóvenes y no tenemos ni idea de por qué abandonan tan rápido sus estudios o por qué no les interesan un pimiento ni la cultura ni los beneficios de una formación especializada. Bueno, algunos intelectuales y especialistas sí dicen ponerse en su piel, pero no es cierto del todo porque, sencillamente, no aciertan. Yo no sé si acertaré, pero al menos sí que he escuchado a algunos de nuestros jóvenes y, muy a mi pesar, hasta les entiendo.

Preguntémonos qué modelo les estamos ofreciendo y si no les estaremos exigiendo mucho más de lo que hemos hecho nosotros, los adultos. Preguntémonos qué les ofrecemos a cambio del esfuerzo de estudiar y, a lo mejor, nos daremos cuenta de que actúan con coherencia y sensatez. Porque, cuando en este país no hemos tenido a un solo presidente de gobierno que sea capaz de desenvolverse en una conversación en inglés, ¿cómo les podemos hacer ver la importancia de aprender ese idioma? Ya podemos gritar que es muy importante saber inglés o alemán, pero la respuesta sensata será, "¿para qué, si Rajoy o Zapatero o Aznar o González no lo hablaban y fueron presidentes del gobierno?". O también, ya les podemos decir que es muy importante la cultura y el arte, en este caso la respuesta podría ser, "¿para qué, si con eso no se gana dinero ni se puede ser emprendedor y hasta una ministra de cultura -Esperanza Aguirre- se permitió el lujo de no saber quién era un premio nobel y confundió Saramago con una supuesta escritora llamada Sara Mago?". Y nos podemos poner pesados con que si deben hacer el bachillerato o una carrera universitaria, porque la respuesta será, "pues yo tengo amigos que ganaban más de 2.000 euros en negro alicatando baños sin tener el graduado. Además, los que ganan dinero en este país no son graduados ni ingenieros, son los constructores y los que se dedican a hacer pelotazos". ¿Y qué me dicen de profesiones tan respetuosas como la medicina, el periodismo, la abogacía o los profesores? Sin duda habrá algún jovenzuelo que quiera ser médico o profesor o juez, pero no es lo normal. Es mucho más fácil querer ser rico al precio que sea -"lo quieres, lo coges", es la idea que transmiten muchos de los anuncios publicitarios que vemos continuamente en televisión-, "¿para qué estudiar tantos años si después me voy a encontrar en el paro o, en el mejor de los casos, me van a recortar el sueldo y no voy a tener ningún tipo de reconocimiento social?"

Lamentablemente, es así cómo piensan porque así les hemos enseñado. No todos, es cierto, pero sí los suficientes como para preocuparnos por el elevado índice de fracaso escolar o por el desinterés generalizado por una formación elevada. Y no es descabellado ser joven, querer comerse el mundo y, viendo cómo funciona, dedicarse a cualquier otra cosa antes que a estudiar. Me gustaría equivocarme, así que, si alguien me convence de otra cosa, le agradeceré sinceramente que me haya devuelto la fe en una sociedad futura mejor.

2 comentarios:

Perséfone dijo...

Vaya que sí.

Una de las primeras cosas que aprendes cuando te dedicas a la educación -da igual qué ámbito- es que la mejor forma de de enseñanza es el propio ejemplo.

Lástima que algo tan ensencial para algunos, a otros se les pase por alto tan a menudo.

Leyéndote me ha venido a la mente este viejo spot. Si los niños son nuestro más fiel reflejo ¿por qué no iban a serlo también los adolescentes si el espejo en que se miran sigue siendo el mismo?

Helena Madox dijo...

Cuando miramos a los jóvenes para menospreciarles, vemos aquello que no quisiéramos ver en nosotros. Pero es que somos así. Muy bueno el spot, no lo conocía. Gracias.