Irresponsable, manipulador y arrogante: Felip Puig

Lamentable y clamorosa irresponsabilidad. Lamentable porque ha sido un espectáculo indigno de un gobierno democrático contra ciudadanos con voz pero sin piedras, contra ciudadanos que tan sólo han cometido la terrible imprudencia de demandar más democracia. Clamoroso porque pone en evidencia los intereses de, al menos, algunos politicos que prefieren acallar la voz libre de los ciudadanos poniendo en riesgo grave su integridad física. Dicho de otra manera, un acto de irresponsabilidad que sólo tiene una puerta de salida: DIMISIÓN.

He seguido con atención e interés la rueda de prensa del conseller Felip Puig, por si él tenía algún motivo que a los demás se nos escapara, y lo que más me ha llamado la atención es la clara manipulación en sus palabras. Es una clara manipulación arroparse con las posibles celebraciones del Barça para desalojar a los jóvenes de la Plaça de Catalunya. Y lo es porque lo que ha hecho el señor Puig es ayudarse, de una manera intelectualmente estúpida, de un sentimiento mayoritario en la sociedad catalana para procurarse la indulgencia de la opinión pública. Pero, aunque así fuera, ¿hay que desalojar a ciudadanos pacíficamente reunidos en previsión de que cuatro energúmenos puedan provocar disturbios aprovechándose de una victoria del Barça? Porque son cuatro energúmenos, cuatro. Pero, aunque fuesen muchos, ¿qué privilegios les permiten a ellos ocupar un espacio público para destrozar lo que les venga en gana en detrimento de otros ciudadanos pacíficos? Y otra pregunta: ¿Es creible que haya habido más de 70 heridos entre los policias y sólo algún brazo roto entre los manifestantes porque hayan saltado desde lo alto de una cabina? Además, como siempre y para redondear su intervención, el señor Puig ha utilizado el tan cacareado "seny" catalán (recurrente argumento en las hordas convergentes) para justificar una acción que tiene muy poco de sensata y mucho de irracional (propio de bestias de carga). Lo suyo es una manipulación estúpida, ni más ni menos.

Por supuesto, como es su constumbre, la arrogancia le ha acompañado en su intervención. Arrogante en las respuestas cuando menospreciaba claramente las aclaraciones de los periodistas. Arrogante cuando se cree en posesión de la verdad para interpretar malintecionadamente la actitud de los manifestantes. Arrogante cuando exhibe "su" derecho a utilizar los medios que el poder pone a su disposición en una decisión que él mismo ha calificado de personal. Arrogante porque cree que los seguidores del Barça serán tan estúpidos de justificar su insensatez. Arrogante porque, quizás, sabe que nadie le va a cesar.

Y si esto es así, el señor Mas deberá asumir las consecuencias de la irresponsabilidad, la manipulación y la arrogancia de un político mediocre.

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